Salvador Fuentes repite, una y otra vez, que asume toda la culpa del retraso en la preparación de los presupuestos municipales para 2020. En el Coro de la Voz de Córdoba lo recalcó con su gracejo partícular.
El gesto es propio, y muy “cristiano”, de uno de los viejos rockeros arenistas que ayudó en la conducción hasta el centro político a la derecha cordobesa proveniente de Alianza Popular en los maravillosos noventa. Muchas tablas.
La realidad es otra. Hay culpables variados de que hasta el pasado viernes no se haya podido aprobar en Junta de Gobierno el anteproyecto de cuentas municipales para 2020.
Desde los equipos técnicos que habitan en la inercia de elaborar papeles, en una Administracion predigital, para que nadie los cumpla hasta la impericia política y directiva de algunos de los miembros del equipo de gobierno, incapaces de poner un nuevo rumbo en la gestión del Ayuntamiento cordobés.
Es para reflexionar sobre cómo se repiten las contrariedades de la Intervención municipal sin que nadie, hasta ahora , haya corregido el derrape.
Pero el Alcalde y su concejal de Hacienda saben que estos presupuestos son la letra pequeña de un contrato por cuatro años firmado en junio pasado donde sus socios de cogobierno, solo tendrán derecho a fotos, sueldo y palco. Poco más.
Durante estos siete meses de cogobierno en la parte popular los músicos han aprendido la partitura al minuto. Salvo el error del torpe postulante al INGEMA, que Bellido liquidó de raíz, todos los concejales y directivos azules están cumpliendo las expectativas exigidas por quien les reclutó.
Distinto devenir para el equipo naranja. Allí las cosas vienen mal dadas desde el desplazamiento en la cabeza de lista de David Dorado en favor de Isabel Albás, desconocedora de la gestión política local y que hasta la fecha no ha sabido liderar su grupo e impedir el hundimiento de las siglas centristas, también en Córdoba.
Sumidos en todos los niveles territoriales en cainitas cuitas, disfrutarán los de Arrimadas de estos cuatros años esperando la absorción o la defunción. Una encuesta popular que circula por la presidencia de Capitulares les asoma al precipicio de la irrelevancia.
Con su paso por el IMDECO y el IMTUR están mostrando las vergüenzas de a quien este traje le viene grande.
En Turismo la gestión continuista, en personas y entornos, descogota de risa tuitera a Pedro García y cabrea a parte de la hinchada popular. Enorme torpeza dejar en manos de sociatas la representación gastronómica cordobesa, y permitir el veto a empresarios que no necesitan ni subvenciones ni contratos públicos para facturar millones de euros y crear decenas de puestos de trabajo.
Al Alcalde no debe preocuparle, es más le viene bien, pues la errática deriva de los actores eliminará cualquier hipótesis de compromiso de reubicación futura.
Bellido conoce mejor que nadie los tiempos de la política local y tras aprobar estas cuentas actuará conforme a los susurros demoscópicos de Torrico. Las prisas y el riesgo le son ajenos.
Solo con los imprescindibles Fuentes y Diaz Castellanos tiene asegurados ocho años con el bastón de mando de Capitulares. Hoy apoyado en los moribundos Ciudadanos y mañana tal vez en Vox.
Respecto a las cuentas definitivas serán lo que el superconcejal quiera. Hasta ahora en lo troncal ha sido así, dejando a los ediles ciudadanos sin brillo presupuestario, y su portavoz sin enterarse.
Y lo que políticamente es más importante: sin que ningún funcionario rojo haya tocado bola.
Los “fallos” en las presupuestos Fuentes los corregirá con Vox, utilizándose mutuamente como bisturí y corrector ideológico, tal como hicieron en las ordenanzas fiscales. Donde el grupo municipal de Ciudadanos tuvo menos peso que los concejales de Podemos. Así, solo PP y Vox ganan y, por supuesto, los miles de votantes cordobeses de centro derecha.
El superconcejal sigue la estela de Bendodo, sabedor de que si hay tierra prometida para un centro derecha unido el estará allí, como en los 90.
Mientras les regala fotos y sonrisas a los pagafantas.
Que tío más grande!