Que la figura de Fray Ricardo es imprescindible para comprender toda una época de la Semana Santa de Córdoba es un hecho que a pocos cofrades escapa. De hecho, la estética actual de las hermandades de la capital se debe, en buena medida, a su impagable aportación a las mismas durante el último cuarto del siglo XX.
Hermandades como el Amor, la Expiración, el Císter, la Paz y el Descendimiento son parte de un extenso listado en el que -de una forma u otra- ha estado presente Fray Ricardo, teniendo una incidencia decisiva sobre las mismas. Una de esas cofradías es la de la Merced. Y es que la corporación de San Antonio de Padua siempre ha tenido presente al religioso, incluso, cuando este se hallaba lejos de Córdoba. Su continua presencia en cultos y acontecimientos de la cofradía de San Antonio de Padua así lo corrobora.
El penúltimo ejemplo de esta fraterna relación entre la institución nazarena del Lunes Santo y Fray Ricardo ha tenido lugar con motivo de la celebración de los cultos a Santa maría de la Merced. Y es que, como se ha informado desde la cofradía que dirige Antonio Ruf, “agradecemos a NH Fray Ricardo de Córdoba, el regalo efectuado a la hermandad por los 800 años de la Orden. Un cuadro con la Virgen de la Merced, los santos mercedarios y los venerables más distinguidos de la Orden, y que entregó el día de su predicación en el pasado triduo”.
Se trata, sin duda, de una pieza de colección que da muestra del profundo amor del religioso hacia una hermandad y una Virgen de la que, en cierta medida, es guardián como en su día lo fue del convento de Capuchinos.