
El mundo de las cofradías se compone de pequeños detalles, que dan la medida de a profunda carga emocional que posee la religiosidad popular. Uno de los ejemplos que lo corroboran tuvo lugar este jueves, durante la procesión de Nuestra Señora de la Fuensanta. Arropada por una amplia representación de las hermandades de Córdoba, su Patrona dejó momentos inolvidables como su paso por la iglesia de Santiago Apóstol. Allí la Virgen fue recibida por un altar que la homenajeaba, con el estandarte de la Purísima rematando el ara. A este gesto de pleitesía se sumaron otros momentos cargados de sentimiento, como el que vivió el presidente de la Agrupación de Cofradías.
Y es que Francisco Gómez Sanmiguel ocupaba la presidencia del acto que organiza la entidad representativa de las hermandades cordobesas. Si bien, el capataz que este año ostentaba el honor de llevar a la Virgen hasta su santuario, no era otro que Félix Pelayo. Titular de la cuadrilla del Señor de la Pasión, en su equipo de contraguías lleva integrado durante las últimas décadas el presidente de la Agrupación. Un hecho que Pelayo no quiso que pasara desapercibido.
Una vez la Virgen de la Fuensanta se acercaba al santuario y llegaba el final de su procesión, Pelayo invitó al presidente a que realizará una levantá en la calle Conquistador Ordoño Álvarez. Con la silueta del templo de la Patrona en el horizonte cercano, Gómez Sanmiguel quiso agradecer a los costaleros su “generosidad y esfuerzo” por portar a la venerada imagen en una fecha tan señalada. Como el mismo reconoce, no fue una dedicatoria larga. Si bien no deja de ser cierto que los vínculos con esa cuadrilla son muy profundos, ya que, en 1983, ingresó en la misma bajo sus trabajaderas. Así permaneció durante 18 años, para después pasar a formar parte del equipo de auxiliares, donde permanece hasta la fecha. Y es que la Fuensanta quiso que él fuera también parte de ese momento tan especial, no sólo a nivel institucional.