Al-Nasir, la avenida de la Libertad, la de las Ollerías o su prolongación en Molinos Alta son auténticos clásicos en las jornadas en que la lluvia hace acto de aparición. El uso del vehículo propio en detrimento del transporte público provoca grandes acumulaciones de tráfico. La última prueba tenía lugar este mismo viernes, cuando las principales arterias circulatorias de la ciudad han estado colapsadas en las horas punta.
Si algunos conductores ponen como principal motivo del uso del coche, la imposibilidad de acudir a sus puestos de trabajo de otra forma. Otros se lamentan del estado en que se halla el transporte público. “No es normal que si no tienes bono, el billete de autobús te cueste más que un café”, arguye Juan. Mientras que Javier incide en que “da igual que cojas tu coche o que te montes en el bus. Se tarda lo mismo y, aunque te cueste la gasolina y armarte de paciencia, te ahorras ir apretado y soportando los frenazos del conductor de turno”.
Sea como fuere, lo que no deja de ser cierto es que, como asegura Luis, “lo mejor es tener mucha paciencia, gasolina y la radio, para amortiguar los pitidos y los exabruptos de algunos conductores, que descargan todo su estrés en días como hoy”.