(Toni Cruz) El Rayo no se parece en nada a aquel equipo timorato que empatara a cero en El Arcángel en enero en el encuentro de la primera vuelta. Entonces era un equipo triste y desnaturalizado, enclaustrado en un sistema defensivo en el que terminaba de sentirse cómodo. Con la llegada del referente rayista y ex técnico del juvenil, Míchel, hace unas semanas, el conjunto vallecano se ha desmelenado y ha mejorado hasta asegurarse con dos semanas de margen la permanencia después de una temporada muy dura.
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