Toros de Luis Terrón.
Hermoso de Mendoza, silencio y ovación.
Joao Moura, oreja y ovación.
Lea Vicens, vuelta al ruedo tras petición y dos orejas.
La Feria de la Salud, la del centenario de Manolete ya es historia. Y la misma se ha escrito con dos puertas grandes, la del sábado para Enrique Ponce y la de esta tarde para la rejoneadora Lea Vicens. Como en el caso del valenciano, el triunfo de la amazona vino en su segundo toro, con una faena que estuvo precedida de una fuerte bronca en su primero, ante la negativa del presidente a conceder la oreja con petición mayoritaria del respetable.
La tarde no sonrió a Pablo Hermoso de Mendoza. El navarro estuvo a la altura de su maestría y resolvió ante un primero que no tenía celo. Pinchó en el rejón de muerte y no pasó de un silencio, que se tornaría en ovación en el cuarto. Sin embargo, la suerte de matar le fue de nuevo esquiva y se fue de vacío de Los Califas.
Joao Moura mantuvo su línea clásica, precisa y solvente. Gracias a ella arrancó un apéndice a su primero y se ganó el aplauso del respetable en el quinto de la tarde. Los astados de Terrón adolecieron de ritmo, lo que no fue obstáculo para que Moura mostrase la pureza de su toreo a caballo.
La puerta grande fue para Vicens. Lea hizo una buena faena ante su primer enemigo, que obtuvo una petición de oreja mayoritaria. La negativa del presidente enfadó a un público que la hizo dar la vuelta al ruedo y abroncó al palco. Con una faena aseada ante su segundo, quizá por el recuerdo caliente del primero, el premio de un apéndice se tornó doble y se abrió la puerta grande.