
La Gerencia Municipal de Urbanismo, en coordinación con el Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento de Córdoba (SEIS) y la Policía Local, actuaban este viernes en parte de la muralla de la Villa, situada en la calle Cariuán, tras producirse un leve desprendimiento.
Tras asegurar la zona, este sábado han comparecido el presidente de la Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU), Salvador Fuentes, y el máximo responsable de Arqueología de la GMU, Juan Murillo. En su intervención han detallado que el lunes se procederá a un estudio pormenorizado de lo sucedido con la caída de un ladrillo (de 15 centímetros y desde una altura de 10 metros) de una de las torres. Aunque en principio, según ha apuntado Fuentes, la situación no se antoja “muy grave”.
Tanto Fuentes como Murillo han coincidido en que los problemas de esta zona de la muralla obedecen a dos aspectos fundamentales: las palomas y la humedad. Sobre el primero, Murillo las ha definido como “ratas con alas” y ha mostrado la diferente forma en que erosionan el lienzo los agentes ambientales (de modo uniforme), mientras que las palomas lo hacen de forma irregular y mucho más agresiva, tanto con el pico como con sus excrementos. “Es un animal muy destructivo”, ha concluido Murillo.
Respecto a la humedad, este es el otro gran reto y el responsable de Arqueología de la Gerencia ha explicado que la misma se produce por “capilaridad”. Esto es, “se filtra el agua y por capilaridad sube. En verano se ve cómo la parte baja de la muralla siempre está húmeda. Eso se va a atajar porque ya tenemos un proyecto con Emacsa”.