Durante las últimas 24 horas, tanto en Córdoba como a nivel nacional, se han podido constatar manifestaciones que podrían ser objeto de ataque contra derechos fundamentales a la libertad de expresión y la religiosa. En este último apartado, el prior del Valle de los Caídos aclaraba este y otros conceptos derivados a la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, a través de una contundente carta.
Salvando las distancias, al coordinador general de Ordenación del Territorio, Casco Histórico y Vivienda, Ángel Campos Rufián, le ha ocurrido algo parecido. Si bien, la denuncia realizada por la portavoz de Podemos en el Ayuntamiento de Córdoba, Cristina Pedrajas, se refiere al derecho a la libertad de expresión que es inherente a cualquier persona.
Pedrajas acuso a Campos de verter comentarios “xenófobos, misóginos y homófobos”, por hablar en sus redes sociales y en una web de “dictadura LGTBI” y -probablemente- por utilizar términos como “feminazi”. Expresión que, curiosamente, alcanzó el estatus de vocablo en el nacimiento de Podemos. La edil de la formación de la ultra izquierda también “demonizó” a Campos por compartir un vídeo en su cuenta de Twitter y otras publicaciones en la misma.
La respuesta de Campos llegaba a través de su cuenta en la red social: “Estos tweets si los he escrito yo, otros que se están difundiendo son tweets con enlaces a artículos. No obstante, si alguien se ha sentido ofendido por esas publicaciones pido disculpas”.
Estos tweets si los he escrito yo, otros que se están difundiendo son tweets con enlaces a artículos.
No obstante, si alguien se ha sentido ofendido por esas publicaciones pido disculpas. Muchas gracias pic.twitter.com/96PnSameuc— Ángel Campos Rufián #ED??? (@Catalega) October 9, 2019
Polémicas a la que se suma la que se ha creado en torno a las declaraciones del general jefe de la Guardia Civil en Cataluña, Pedro Garrido, quien defendió la legalidad de las actuaciones del 1-0 en un acto en Sant Andreu y ha recibido un aluvión de críticas de independentistas y sectores de la extrema izquierda, hasta el punto de pedir que se le arreste, por parte de un invitado en la televisión pública catalana. En un claro ataque a la libertad de expresión, que suele surgir cuando la opinión es discrepante a la doctrina oficial, como habitualmente se observa en los discursos referentes a la memoria histórica.